Dulantzi, escaparate micológico (Diario de Noticias de Alava)
Con la llegada del otoño, los montes se llenan de setas. Y son muchos los que se acercan para encontrarlas, aunque no todos las identifican correctamente. Para resolver dudas, la asociación Ronzapil de Dulantzi organizó ayer la IV feria micológica, con 90 especies diferentes. Menos que en otras ediciones, "por el tiempo y porque algunas tienden a desaparecer", según explicó uno de los integrantes del colectivo, Carlos Carrero.
Cerca de veinte personas se encargaron de recolectar en los últimos días las especies que se mostraron durante la mañana a lo largo de ocho mesas en la calle Mayor. Todas, procedentes de los montes de Gauna, San Vitor y el puerto de Azaceta, así como de los Montes de Vitoria y el parque natural del Gorbea. Todas, identificadas. Verde, gris y amarillo con rojo. Con cartulinas de estos tres colores, los miembros de Ronzapil dividieron los ejemplares expuestos en comestibles, como la coprinus o la boletus, no comestibles -la gran mayoría de las presentadas en la feria- y mortales, como la amanita phaloides, una especie que este año fue ingerida por un hombre en Gipuzkoa. Tuvo que ser transplantado de hígado de urgencia, ya que su vida corría grave peligro.
La más vistosa de la exposición, según los presentes y expertos, fue la amanita muscaria, con boina de color rojo intenso y motas blancas. Bonita, pero una de las cuatro mortales presentes en la muestra, junto con la falsa pardilla, la praxillus involetus y la amanita phaloides
Perretxikos, angulas de tierra, lenguas de vaca y setas de cardo trajeron recuerdos a más de uno. "Cuando yo era pequeño les dábamos patadas a los hongos y hoy, sin embargo, son muy apreciados", apuntó Pedro Mari mientras disfrutaba de la muestra e intercambiaba impresiones con otros asistentes. "En Álava sobre todo se consumen pardillas, galampernas, plateras, pies azules y níscalos", reconocieron varios de los asistentes al evento. Asadas, a la parrilla, guisadas o en revuelto. Son decenas las formas en las que se pueden preparar. "Hasta este año el hongo lo comía en revuelto, pero he probado a hacerlo en láminas y a la plancha y es un rico manjar", aseguró Carrero, quien advirtió de que "aunque una seta se califique como comestible no quiere decir que tenga valor culinario; de ésas hay pocas".
Tanto los organizadores del evento como los propios visitantes lamentaron la ausencia de ejemplares de amanitas cesáreas, quizá la seta más apreciada y complicada de conseguir. No obstante, sí pudieron contemplar otras que estéticamente resultan poco agraciadas, como la trompeta de los muertos o la gula del monte, pero que son muy apreciadas a nivel gastronómico por los expertos.
Varios de los presentes en el acto lamentaron la desaparición hace un par de años del servicio de información micológica dependiente de la Diputación. "Ahora no sabemos a donde acudir para la identificación de las setas. Nos tenemos que fiar de los amigos o conocidos", se quejó Antonio Luis Ruiz, gran aficionado a recoger frutos de los bosques. Y es que un conocimiento micológico elemental es fundamental para impedir cualquier disgusto. Eso sí, ante la inexperiencia o las dudas, lo aconsejable es abstenerse y no probar.
Con la organización de esta actividad, Ronzapil concluye su calendario de actos de 2009, que ha incluido los preparativos de Santa Águeda en febrero, el día del árbol, una euskal jaia en junio, una prueba de bicicleta de montaña en septiembre y la exposición micológica de ayer. En la actualidad, la asociación trabaja en la elaboración del programa de 2010. La chistorrada de Santa Águeda está ya garantizada.