Alegría-Dulantzi beti euskaraz

Nota publicada el --


eva san pedro - Domingo, 9 de Junio de 2013

La última edición de la euskal jaia de Dulantzi, organizada por la asociación Ronzapil, ha vuelto a reverdecer los laureles de pasadas ediciones con una programación que congregó ayer a cientos de euskaltzales en torno a propuestas para todos los públicos. Entre ellas, esta edición contó con diversos actos como la actuación de los archiconocidos payasos Pirritx, Porrotx y Marimotots, los castillos hinchables, la música callejera, las danzas o el toro de fuego.

Una cita cultural en la que mayores y pequeños compartieron experiencias en pos de la difusión de la cultura vasca en la localidad y la reivindicación de la normalización del euskera. Se trata de una fiesta "muy consolidada en el municipio y a la que también acuden vecinas y vecinos de otras localidades", explicaron desde la organización. Precisamente el refuerzo de las actividades era una decisión estratégica para "potenciar la participación de toda la ciudadanía", algo que quedó claro una vez más en la celebración de la Euskal Jaia de Dulantzi.

El masivo poder de convocatoria de los famosos payasos Pirritx, Porrotx eta Marimotots consiguió completar el aforo del polideportivo municipal de Dulantzi. Era un espectáculo infantil que consiguió arrastrar a muchos aitas y amas que no dudaron un momento en sumergirse en la especial atmósfera creada. Bailes, risas y algún que otro lloro se sucedió a lo largo de la actuación en la que no faltaron el lobo, la abuela, los indios e incluso la bruja.

El buen ambiente se adueñó del recinto deportivo ubicado en la calle Nuestra Señora de Aiala mientras en el exterior la lluvia caía con fuerza, una circunstancia que deslució un poco la fiesta de la cultura vasca.

Tras la actuación de los payasos la atención se centró en la Herriko Enparantza donde los más pequeños pudieron disfrutar de un hinchable. "Con este tiempo sólo hemos podido montar uno y encima bajo el soportal de la casa consistorial", explicaba un miembro de la organización. Pese a esa circunstancia los más pequeños no dudaron en quitarse los zapatos y lanzarse de cabeza a dar saltos, volteretas y brincos. "¿A que no pasas de uno a otro Amaia?", preguntaba uno de los primeros chavales en probar la atracción. Ella, ni corta ni perezosa, afrontó el reto, sin finalmente conseguirlo. Los más pequeños tuvieron que hacer turnos para saltar en el interior del castillo, mientras los padres se tomaban un vermú animado por la actuación de la coral Zuztantzieroak de Gasteiz, una veintena de hombres que con su música y su buen hacer llenaron de melodías las distintas calles de la localidad, promocionando los temas populares de Euskal Herria acompañados del tamboril y los txistus.

Reciclaje Además, los arcos de la Casa de Cultura acogieron una curiosa actividad relacionada con el reciclaje en la que se dio a conocer a pequeños y mayores las bondades de separar los envases y depositarlos en el contenedor conveniente. Los más txikis elaboraron sus propias chapas, como Unai, que no dudó en recortar hábilmente con las tijeras el dibujo de una ficha y ayudar a la monitora a preparar una chapa que se colocó en la solapa.

Ya, por la tarde, los pequeños tuvieron la oportunidad de volver a disfrutar de los saltos y brincos en los hinchables y de participar en una sesión de deporte rural infantil donde se puso en juego la rapidez, la astucia o la fuerza de los txikis con las mazorcas o la sokatira.

Un dantza plaza y el toro de fuero completaron el programa de actos en Dulantzi, una localidad de la Llanada oriental donde, un año más, se empaparon de Euskal Jaia.
madre con niños