San Prudencio, primero en Dulantzi (Diario Noticias de Alava)
La Tamborrada. Su nombre, solamente escuchado, ya contagia alegría y ganas de saltar. Eso es lo que hicieron precisamente ayer los vecinos de la pequeña localidad alavesa de Dulantzi. Derrochar entusiasmo y buen humor desde el mediodía hasta bien entrada la noche a ritmo de tambor.
Por quinto año consecutivo la villa de Alegría-Dulantzi celebró una tamborrada para honrar a San Prudencio, demostrando que no sólo en Gasteiz saben vivir la fiesta. La Herriko Enparantza de la localidad se tiñó de blanco cuando en el cielo unos tímidos rayos de sol hacían su presencia. Eran los cerca de 200 tamborreros y barrileros participantes en el desfile para honrar al santo patrón alavés.
Sobre el carro tirado por una furgoneta, Eduardo daba los últimos toques al megáfono y organizaba el repertorio de ocho canciones en el CD, mientras pequeños y grandes calentaban los palillos para una intensa jornada con la música del tambor como protagonista. Además, los miembros de la plataforma para la construcción del instituto de secundaria en la localidad aprovecharon la ocasión para repartir un total de 1.000 pegatinas con el lema Dulantzi secundaria ya! Dulantzin D.B.H orain!
El silbato inicial alertó a todos. Tras él comenzó a sonar la música y los tambores y barriles, que habían permanecidos mudos desde el pasado año, comenzaron a redoblar. Unos, los de la mayoría de adultos, con más acierto, otros, los de los más txikis, con algún error que otro.
Entre los más pequeños estaban June, Martín y Unax, que, seguidos por sus padres, trataban de atinar en los pequeños cilindros perdiendo alguna que otra nota. El sonido del tambor reunió en la plaza a varias decenas de curiosos atraídos por la dulces melodías cual flautista de Hamelin. La comitiva festiva partió entonces hasta una calle cercana donde se encuentra la residencia geriátrica Raquel Burgos. Allí, ocho ancianos salieron a la calle para escuchar la tamborrada. Hubo quien hasta se emocionó y derramó alguna lágrima, mientras que otra de la inquilinas se animó a bailar al son de la música. "Es muy bonito", repetían sin cesar los ancianos.
Tras la primera parada obligada, los tambores siguieron sonando por las calles de Dulantzi hasta la plaza Arrabal, donde el nutrido grupo de espectadores, todos ellos conocidos de los participantes, no dudaron en ovacionar las interpretaciones de los músicos, que para entonces ya había cogido confianza y comenzaban a mostrase más animados. Hubo quien no dudó en bailar y tocar el tambor a la vez.
La retreta de San Prudencio, Gasteiz, Deba, Paskuarena o Gau Bilera fueron algunos de los que se repitieron hasta la saciedad a lo largo del día por las calles de la localidad. Un primer descanso de diez minutos permitió a los participantes reponer fuerzas para una larga jornada que no había hecho más que comenzar. El sonido del tambor se coló por todos los rincones de la villa gracias a la labor de las sociedades organizadoras Okeluko, Toki Ametsa y Bi Mila.
rifas para recaudar fondos Uno de los platos fuertes de la jornada, amén de la propia fiesta, fue la rifa popular con dos suculentos premios. El primero fue un tambor, perretxikos y caracoles y, el segundo, una makila y cordero gracias a los boletos vendidos en los diferentes establecimientos del pueblo y con los que se consigue recaudar fondos para la organización del evento.
Tras la comida popular, la fiesta regresó a la calle con la retreta desde el balcón del Ayuntamiento y un nuevo desfile callejero, demostrando que en la tamborrada de Dulantzi niños, niñas, hombres y mujeres disfrutan por igual, con el tambor, con el barril o de espectador. Lo importante es la fiesta, disfrutarla y compartirla.